historia

En 1957, junto a un grupo de amigos y vecinos, Pablo Hary fundó el primer Consorcio Regional de Experimentación Agrícola: el grupo Henderson-Daireaux. Allí se sentaron las bases del Movimiento CREA que hoy reúne a un importante sector del campo argentino.

Todo comenzó en 1955, cuando Enrique Capelle –un productor de Daireaux–, al regresar de un viaje a Francia, le mostró a Hary una revista que hacía alusión a la iniciativa de un grupo de productores franceses nucleados en el Centro de Estudios Técnicos Agrícolas (CETA), quienes se reunían para poner en común sus conocimientos, sus experiencias y estar informados de las novedades técnicas.

Dos años después, Hary reunió en su estancia a un grupo de productores de la zona, afectados por una problemática común: detener la erosión de los suelos en el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires.

La idea de conformar nuevos grupos de productores para compartir conocimientos tomó un rápido impulso. Años más tarde, se sumaron otros tres, generando un Movimiento que derivó en la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA).

Pablo Hary relata el nacimiento de CREA

“En 1960, siendo ya cuatro grupos, resolvimos fundar la Federación Argentina de Grupos CREA con el objeto de ayudar a crecer, encauzar y organizar la sumatoria de esfuerzos. También promover la difusión de una idea que nos parecía constructiva, beneficiosa para el país. Y no sólo beneficiosa desde el punto de vista de la mayor producción sino, y tal vez más, como medio de difundir un estado de ánimo que habría de ser socialmente favorable. No sólo por la mayor eficiencia productiva, desde ya, sino principalmente como forma de inducir un cambio de mentalidad. Esto es más importante que aquello. Tan importante es que si falla no se suple con leyes, estatutos y reglamentos, por perfectos que sean”.

Don Pablo fue un visionario, pero también un pragmático que llevó adelante sus sueños predicando con el ejemplo. Tal fue el ritmo que imprimió a sus actividades que llegó incluso a adquirir un avión, que él mismo piloteaba, para verificar la marcha de las reuniones. Él pensaba, creaba, pero también recorría los grupos CREA y se mantenía en contacto con su gente y sus realidades.

“Sólo una acción brillante nos hará trascender, hará que nuestra filosofía se contagie a los muchos que hoy andan por ahí inquietos, desmoralizados o aburridos. Así, cinchando todos juntos, podremos realizar esos grandes ideales que muchos proclaman, pero que pocos apoyan con esfuerzo efectivo” (Pablo Hary).